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Ha vuelto Dragon Ball y que me quiten lo bailao

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Ha vuelto Dragon Ball. Cuando leí la noticia hace unos meses no me lo podía creer, ¡y encima dirigida por Toriyama! Una nueva serie animada de más de 100 capítulos, ubicada justo después de la derrota de Buu en Dragon Ball Z, obviando todos los desaguisados de la Toei con Dragon Ball GT, ¿qué podría salir mal? Reflexionando a posteriori uno se da cuenta de que Toriyama lleva unos años algo estancado y perdiendo poco a poco su toque mágico, que las películas de Battle of Gods y Fukkatsu no F no han sido para nada una maravilla (y qué película de Dragon Ball si lo era, ¿verdad?) y que, al igual que en GT, absolutamente todo podría salir mal. Llegó el 5 de julio, fecha de estreno de Dragon Ball Super, y he de decir que, de momento, respiro aliviado.

El primer episodio de Dragon Ball Super trata de situar a los personajes, que continúan con sus vidas después de la batalla contra Majin Buu hace seis meses. Goku, medio obligado por Chi-Chi, trabaja en el campo para conseguir un dinero más que necesario para mantener a su humilde familia. Gohan y Videl parecen haberse casado, y es por ello que Goten y Trunks se embarcan en una mini-aventura para encontrar un regalo adecuado para la hija de Mr. Satan, quien, por cierto, se prepara para recibir un premio multimillonario por mantener la paz en la Tierra desde que «derrotó» a Cell (recordemos que la humanidad ha olvidado el recuerdo de Majin Buu a petición de los Guerreros Z).

El caso es que la trama acaba centrándose en las cómicas peripecias de Goten y Trunks, una pareja que personalmente me gusta bastante, por lo que no tengo queja al respecto. Ha habido bastantes voces que clamaban contra la nueva personalidad de Videl, de perfecta ama de casa y esposa, alegando que había perdido su carácter luchador y su actitud anti-patriarcal, que rompió esquemas en los 90; bueno, hablamos del primer capítulo de una saga muy larga, que tiene pinta de transitorio y que además nos muestra a la susodicha poco más de 3 minutos, no creo que sea conveniente sacar conclusiones tan rápido. Pero con esto y con todo; el capítulo no ha sido una maravilla, pero a mí me ha dejado satisfecho porque es lo que esperaba de él, y en general de cualquier capítulo que inicie una saga: saber qué es de la vida de los personajes principales, vislumbrar al nuevo enemigo, asentar algunas tramas…

De hecho, el capítulo finaliza con Goku aceptando de mala gana el premio que recibe Mr. Satan, ya que éste considera que Goku es el verdadero protector de la Tierra, lo que facilita que finalmente Chi-Chi le deje ir a entrenar junto a los Dioses. Por tanto, ya vamos viendo un hilo conductor para que Goku vuelva a la acción; ahora habrá que ver si Vegeta va por el mismo camino, pero eso ya es meterse en el episodio de este fin de semana, aún por estrenar. El único Dios de la Destrucción que conocemos hasta ahora, Bills, hace una aparición estelar para cargarse la mitad de un planeta, en una muestra de los retos que aguardan a Goku y compañía en un futuro no muy lejano, en este Universo y en los demás, aún por descubrir.

¿Veremos nuevas transformaciones Saiyajin? ¿Quizás alguna mujer Super-Saiyan? ¿El regreso de algún enemigo del pasado a lo Golden-Freezer? ¿Cobrarán protagonismo otros personajes? ¿Veremos técnicas más poderosas que la Fusión? ¿O en cambio Toriyama sorprenderá con algo totalmente nuevo e inesperado? Yo de momento tengo ilusión con esta saga. Ya veremos cómo se desarrolla, pero de momento tiene el ritmo clásico de Dragon Ball, lento y pausado, tiene el humor clásico de Dragon Ball, tiene el toque clásico de Dragon Ball. No sé cómo explicarlo, pero sólo en un capítulo han conseguido transmitir una esencia que llevaba más de 15 años perdida. Esperemos que Dragon Ball Super siga así y que si no acaba llegando al nivel de los mejores momentos de Z, que al menos no dé vergüenza ajena como GT.